Su incansable lucha la convirtió en ícono de la verdad, justicia y respeto a los Derechos Humanos en nuestro país.
Nació en Toco, una oficina salitrera cercana a Tocopilla. La familia se mudó después a la Población Bulnes en Renca, Santiago. Desde los 17 años fue activa en el Partido Comunista hasta el año 2002.
Fue madre, esposa, abuela y suegra de detenidos desaparecidos. El 19 de abril de 1976 sus hijos Luis Emilio y Manuel Guillermo junto a su nuera Nalvia Rosa Mena Alvarado, quien estaba embarazada de cuatro meses, fueron detenidos, por consiguiente, el 30 de abril de ese mismo año su esposo Manuel Segundo Recabarren Rojas fue también detenido.
Tras la desaparición de sus familiares, se unió a la Agrupación de Familiares Detenidos Desaparecidos (AFDD), participó en la primera huelga de hambre de familiares detenidos desaparecidos en la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Junto a Gabriela Bravo y Ulda Ortiz recorrió Europa y Norteamérica, acudiendo a la ONU, OEA, Cruz Roja, Comisión Internacional de Juristas, el Vaticano, el Consejo de Iglesias de Nueva York, Amnistía Internacional, universidades y medios de comunicación, portando siempre la imagen de sus familiares desaparecidos. En 1977 viajó a Nueva York junto a Gabriela Bravo para denunciar ante la ONU las violaciones a los Derechos Humanos que ocurrían en Chile, pero se le prohibió el reingreso al país, por actividades contrarias a los intereses de la nación. La prohibición duró hasta febrero de 1978, pues se aceptó una reconsideración permitiéndoles el regreso a Chile. Ana falleció el 26 de octubre de 2018 a los 93 años, después de más de 45 años de lucha buscando a sus seres queridos.
A pesar de no conocer nunca el paradero de sus familiares, su incansable lucha la convirtió en un ícono de la búsqueda de verdad, justicia y respeto a los Derechos Humanos.
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