Yo quisiera que la muerte de mi hija no fuera en vano
Fue una madre buscadora, enfermera, originaria de Ciudad Juárez, Chihuahua que luchó incansablemente por justicia tras el feminicidio de su hija Rubí de 16 años, asesinada por Sergio Rafael Barraza Bocanegra en 2008.
A partir del 2008 comenzó su activismo, debido a la negligencia de las entidades judiciales de Chihuahua, quienes no dieron seguimiento al caso ni el paradero de su hija. Así que, por cuenta propia realizó una exhaustiva investigación y localizó al asesino, quien se había fugado a Zacatecas y estaba relacionado con el crimen organizado. Gracias a las evidencias que obtuvo, se logró detener al feminicida, quien en el primer juicio fue declarado culpable y confesó dónde se encontraba el cuerpo de Rubí. A pesar de ello, las autoridades mexicanas lo dejaron en libertad.
Ante esto, presenta una queja en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, pide la investigación de los servidores públicos que intervinieron en el juicio y una disculpa pública por parte del Estado. Para cuando el Tribunal Superior cambió la sentencia, el feminicida había escapado nuevamente.
Por tal impunidad, ella comenzó un fuerte movimiento de madres buscadoras y levantó un plantón frente al palacio de gobierno de Chihuahua en 2010, durante el gobierno de Cesar Duarte. A pesar de recibir múltiples amenazas, decía: “Mi nombre es Marisela Escobedo Ortiz, madre de Rubí Marisol Fayre Escobedo, y le he perdido el miedo a todo”.
El 16 de diciembre de 2010, fue asesinada frente al palacio de gobierno por indicaciones de Andy Barraza, hermano del feminicida. Esta desgracia fue televisada a nivel nacional y actualmente el caso es catalogado como un crimen de Estado.
Hoy día, su memoria y la de su hija aún marchan con miles de mujeres en todo México y su lucha se ha convertido en un estandarte de las mexicanas para no rendirse ante la búsqueda de justicia a pesar del difícil contexto que se vive.
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