Joven cusqueña y antropóloga por la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco. Desde niña sintió en su nombre una carga simbólica: “Micaela”, como Micaela Bastidas, lideresa indígena y estratega de la rebelión de Túpac Amaru II; y Tinta, como la tierra donde esa revolución inició.
Se reconoce como una mujer andina que lleva en su historia el fuego para transformar y revolucionar el mundo. Todas tenemos una historia de la que surgen nuestras fuerzas, y en la suya se entrelazan la memoria de las mujeres que la antecedieron, la defensa de los derechos humanos y el compromiso con su comunidad.

Desde muy joven encontró en la cultura, la educación y la organización social las herramientas para enfrentar la desigualdad y la violencia. Ha impulsado talleres de Educación Sexual Integral en varias regiones del Perú, llegando a miles de estudiantes, docentes y familias para prevenir la violencia de género y descentralizar el acceso a información que salva vidas, de la mano de Hablemos Sin Tabúes, organización juvenil de la que hoy es asociada.
En Cusco cofundó el Movimiento Estudiantil María Trinidad Enríquez, promoviendo la igualdad de oportunidades para las mujeres en la universidad. Allí coorganizó el programa de Feminismo Decolonial, surgido de la necesidad de comprender las raíces de la violencia y la desigualdad en una institución marcada por numerosos casos de acoso y un clima donde denunciar resulta difícil y doloroso.

Ha representado a su generación en espacios nacionales e internacionales, siendo Parlamentaria Joven Nacional del Congreso de la República, vocera de la Red Interquorum Cusco y becaria del programa SUSI del Gobierno de los Estados Unidos y la Universidad de Arizona. Hoy continúa tejiendo redes y construyendo comunidad, convencida de que la fuerza de las mujeres es semilla de futuro y esperanza para revolucionar el mundo.